A comienzos de los años sesenta, reinaba un verdadero caos en materia de administración y servicios aeronáuticos en México; en el caso de los aeropuertos, eran administrados por entidades privadas como las aerolíneas y también por diversos órganos públicos federales, estatales y municipales que no estaban en condiciones de modernizar y ampliar la obsoleta infraestructura para atender la creciente demanda del aerotransporte, por entonces transitando del avión de pistón al turborreactor.
Las inversiones requeridas eran enormes y trascendían la capacidad de los administradores, que además, no estaban en condiciones de ofrecer los servicios auxiliares con la calidad necesaria, comenzando por el cumplimiento de las normas internacionales en materia de seguridad y operación, derivadas del Anexo 14 “Aeropuertos” al Convenio de Chicago Sobre Aviación Civil Internacional de 1944.
Así, durante el gobierno del presidente Adolfo López Mateos se fueron sentando las bases de lo que eventualmente sería una entidad pública encargada de la administración, conservación y modernización de los principales aeropuertos del país, proporcionando además los servicios auxiliares.
La idea de la creación de una red aeroportuaria federal en la que, mas allá de aplicarse los estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), los ingresos obtenidos por la operación de las terminales rentables, es decir, los grandes aeropuertos, sirviesen a su vez para asegurar el funcionamiento de las no menos necesarias terminales deficitarias y el desarrollo de nueva infraestructura, fue tomando forma en el seno de las secretarías de Comunicaciones y Transportes y de Obras Públicas donde un grupo de funcionarios que participaron en una comisión especialmente creada para resolver el problema aeronáutico nacional, concluyeron que entre otras acciones, se debía establecer un organismo responsable de la gestión aeroportuaria en México.
Es así como el 12 de junio de 1965 nació el organismo público descentralizado Aeropuertos y Servicios Auxiliares, mejor conocido como ASA, una histórica organización que cumplió con su propósito principal e hizo posible el desarrollo ordenado de esta vital y estratégica infraestructura.
En este 2015, ASA festeja sus primeros 50 años de existencia, administrando y conservando todavía 18 aeropuertos que no fueron concesionados a los nuevos grupos aeroportuarios en el año 1998, manteniendo el abasto de combustible a las aeronaves en los principales aeropuertos en el territorio nacional y contribuyendo al desarrollo seguro, ordenado y eficiente de la aviación mexicana y hasta latinoamericana, mediante uno de los más modernos e importantes centros de capacitación aeronáutica: el “Centro Internacional de Instrucción Aeronáutica Roberto Kobeh González”, certificado por la OACI, en donde se ha anunciado recientemente, se establecerá el primer Centro de Entrenamiento de Pilotos de Airbus en América Latina.
Me uno a quienes consideran a ASA como el alma matter para los administradores aeroportuarios mexicanos y a los que ven en ella a un pilar de nuestra aviación, con toda justicia merecedor de ser reconocido y celebrado.
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