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Durante estos dos primeros meses del 2025 se han registrado una serie de eventos aéreos que tristemente ya han dejado a personas fallecidas.
Ha sido un principio de 2025 que tendrá a los investigadores muy ocupados por los próximos meses investigando y armando los rompecabezas hasta encontrar las causas probables y hacer las recomendaciones pertinentes.
En redes ya abundan los “conocedores” de la aviación aquí en México y en otras partes del mundo, pero todos deberíamos abstenernos de especular sobre las posibles causas de estos incidentes y accidentes y no caer en la tentación, por muy experimentados que podamos ser y de adelantar ninguna clase de juicios.
Algunas personas me han preguntado si sigue siendo seguro volar en aviones y la respuesta que les doy es que definitivamente sí.
La moderna tecnología aplicada hoy sigue reduciendo las fallas en los equipos aunque no así los que se relacionan con el factor humano que debe ser cuidado constantemente.
En el mundo se registran aproximadamente 100 mil vuelos cada día o sea que hablamos de 36 millones de vuelos cada 12 meses y, de acuerdo a estadísticas, un accidente fatal se presenta cada 1.3 millones de vuelos, casi la misma posibilidad que sacarse 500 millones de dólares en la lotería.
Quizá sea este bajísimo índice de eventos lo que en algún movimiento pudiera estar relajando a los involucrados en la industria aérea (trabajadores de todas las áreas, administradores y autoridades) y estarlos instalando en la complacencia o en el exceso de confianza.
Una aerolínea comercial de transporte de pasajeros vende más que boletos de avión, vende seguridad y ese es el compromiso y prioridad que todos deben atender.
Por su parte, las autoridades aeronáuticas de todos los países del planeta tienen la ineludible responsabilidad de vigilar las operaciones de acuerdo a los estándares internacionales dictados por OACI para ayudar a garantizar la vida de casi 5 mil millones de pasajeros que abordan un avión cada año.
Los pilotos que hoy están al mando de las diferentes aeronaves reciben entrenamientos muy completos que son los mismos en todo el mundo pero hay que insistir en que es necesario no caer en exceso de confianza y seguir estudiando y profundizar más en las diferentes áreas del comportamiento humano para encontrar nuevas posibilidades de aplicación como garantía de seguridad.
Lo anterior aplica, desde luego, a todos los que están involucrados de manera directa en una operación aérea.
La cantidad de aviones que surcan los cielos del mundo y que también llenan los aeropuertos aumenta cada día, el control de tráfico aéreo se complica y las variables meteorológicas seguirán siendo todo un reto.
Es importante recordar que los fabricantes tienen sus límites establecidos en sus manuales de vuelo, también las aerolíneas tiene sus límites de acuerdo al tipo de operaciones, pero al final los límites que más cuentan son los que un piloto, como la última línea de defensa, puede reconocer de acuerdo a sus habilidades, experiencia y recursos materiales y humanos, con los que puede contar y actuar en consecuencia en un momento dado.
Me declaro piloto de los románticos y estoy convencido que volar, más que tratarse de fórmulas aerodinámicas , es una cuestión de magia y volar seguro es un verdadero arte.
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