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30/11/2024

¿Cómo salvar a nuestras aerolíneas?

Rosario Avilés / Lunes, 22 Junio 2020 - 21:29

La situación que vive la industria del transporte aéreo es inédita. Parece que advertirlo no ha sido suficiente para que como sociedad nos demos cuenta cómo, en los poco más de 100 años de existencia del transporte aéreo comercial, es la primera vez que nuestras empresas (las nuestras y las de cada país) están en verdadero peligro de desaparecer, pero no una de ellas, sino muchas y con gran perjuicio para nuestras economías y para el sector en general. 

Algunos piensan que de todos modos era inevitable un proceso de adelgazamiento del sector por exceso de oferta en el mercado, y es muy probable que así sea, pero la forma como se está dando el proceso es sumamente agresiva y amenaza sobre todo a los países más débiles y más inconscientes sobre lo que en realidad está sucediendo.

Las maneras como las aerolíneas más importantes están buscando sobrevivir van de lo más socorrido, es decir, pedir recursos a sus gobiernos vía dinero fresco y regímenes blandos de impuestos y derechos de uso de infraestructura, hasta las soluciones desesperadas, como lo ha hecho LATAM recientemente, de acudir a las cortes estadounidenses a solicitar acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos. 

Por desgracia para muchos, esta opción no es tan simple. Sólo aquellas empresas que tienen créditos y operaciones sustantivas con Estados Unidos pueden acogerse a este mecanismo que, en resumen permite a las empresas con problemas financieros severos, reestructurar sus deudas al punto en que los acreedores reciban su pago mientras el negocio sigue operando. 

A diferencia de lo que suponen muchos, entrar al Chapter 11 no es estar en bancarrota. Justamente esta legislación existe porque hay la conciencia de que una empresa puede tener severos problemas de deuda y sin embargo ser susceptible de salir de esa condición y volver a ser rentable en el largo plazo. Y es que el mecanismo cuenta también con un interventor cuya función es precisamente asegurarse de que la empresa siga en marcha mientras los diversos actores negocian las condiciones de reestructura, sean deudas o compromisos de compra de activos. 

En el primer caso se pueden lograr quitas y nuevos plazos; en el segundo, retardar, por ejemplo, la entrega de nuevos activos, como podrían ser aviones para las aerolíneas y con ello diferir los compromisos financieros. 

Muchas aerolíneas de los Estados Unidos y de otros países han logrado salir adelante gracias a este mecanismo pero, como ya se mencionó, no cualquier empresa puede acceder a esto y hay un procedimiento muy acucioso para determinar la viabilidad de esto. 

No obstante, si las aerolíneas pueden acceder a ello en estos momentos de crisis, sería un buen momento para hacerlo. En México, por ejemplo, el resultado para una aerolínea de ir a  Concurso Mercantil, un sucedáneo de Chapter 11 que tiene enormes dificultades, es casi sin dudarlo, la quiebra. La razón es que nuestra ley de Concursos Mercantiles tiene procesos muy lentos y que dificultan la operación, pues parece más hecha para que los acreedores cobren que para que el negocio siga adelante. Ahí está el triste caso de Mexicana de Aviación, que ni salió de Concurso ni ha causado estado la quiebra y al final, nadie ha logrado ayudarla. E-mail: [email protected]

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