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11/12/2024

La cuarta ola nos alcanza

Rosario Avilés / Martes, 28 Diciembre 2021 - 08:24

Pese a que se esperaba que la cuarta ola de Covid, la ómicron, tuviera efectos menos adversos en el transporte aéreo, las cosas se han presentado de tal forma que la industria ya no ve lo duro sino lo tupido. Miles de vuelos cancelados en diversas regiones del mundo evidencian que aún no estamos listos para dejar atrás las vicisitudes del virus, a pesar de las vacunas y del anuncio de que la pastilla que combate los efectos adversos está a punto de salir al mercado.

En el camino hay varias lecciones que aprender. Una es que la crisis que obligó en un principio a poner en tierra casi la totalidad de la flota mundial y después poco a poco a reintegrar los aviones y recontratar tripulantes, dejó sin suficiente personal a las empresas aéreas para la temporada alta de invierno, lo que implicó que sin mucho personal y en medio de la cuarta ola, en la última semana se hayan cancelado alrededor de 10 mil vuelos, lo que afectó a muchas personas que deseaban pasar las fiestas navideñas en familia o simplemente ir de vacaciones.

La incertidumbre es el peor enemigo de la aviación. Por ello es que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) ha insistido tanto en que se homologuen los criterios para garantizar la seguridad sanitaria de los vuelos y ante los gobiernos ha sido muy incisiva para impulsar la recuperación de la industria, porque aunque se ha visto un repunte respecto al 2020, cuando el tráfico descendió a poco más de un tercio que antes de la pandemia, en el 2021 sólo voló la mitad de los pasajeros que en 2019, según cifras de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

Esto ha representado pérdidas de 350 mil millones de dólares en el 2020 y de 200 mil mmdd en 2021 y aunque se espera una recuperación más consistente en 2022 el nivel de tráfico no rebasará el 70% del que hubo antes de la pandemia y las pérdidas rondarán los 170 mil mmdd.

Nunca la industria había perdido tanto y nunca se han tenido estos niveles de incertidumbre, ni siquiera después del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York el 9/11 del 2001. Esto porque las medidas que adoptó el transporte aéreo, aunque draconianas, sí llegaron a reducir los riesgos de una manera suficientemente satisfactoria. El problema del Covid 19 es que es un virus tan replicable, mutante, contagioso e imposible de prever que el mundo mismo se ha visto rebasado en su capacidad de contener las diversas variables que se ponen enfrente.

Aunque no sea tan evidente, es obvia la retracción de China, la tendencia de los países a repensar lo que viene en el futuro, porque la economía sobrecalentada de la década pasada no se ve ni posible ni deseable en estos años 20’s del siglo XXI. Y no lo es por varias razones: la amenaza climática, la desigualdad ostensible para amplias capas de la población (pues aunque no es nueva sí es muy evidente para ciudadanos hiperinformados con derecho a voto) y por último, por el cambio tecnológico que implica una crisis de empleo en el corto plazo. En fin. Ojalá que el 2022 nos traiga mejores augurios. E-mail: [email protected]

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