Dentro del sector aéreo, golpeado por la crisis de la pandemia, por la inflación y la amenaza de recesión, más las decisiones gubernamentales que le han afectado y la Categoría 2 que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) le impuso a la aviación mexicana, el sector de carga aérea ha sido especialmente lastimado con esta situación.
En este momento, la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (what ever that means) publicó el proyecto de decreto que el gobierno federal pretende lanzar en el Diario Oficial de la Federación en los próximos días, con lo cual, en los siguientes 3 meses, tendrían que mudarse las operaciones exclusivas de carga a cualquier otro aeropuerto, si el sector no logra convencer a las autoridades de que le den un poco más de tiempo (180 días mínimo, se pide) para que las empresas puedan, al menos, hacer ajustes a sus presupuestos y un plan de mudanza decente.
Hay 13 aerolíneas exclusivas de carga que están en este momento emplazadas a mudarse de aeropuerto y, aunque en un principio se pensaba que irían directamente al Aeropuerto Internacional Felipe Angeles (AIFA), debido a que el decreto, por razones obvias, no puede imponer esta condición a los operadores, se han barajado otras alternativas, como son Toluca, Puebla y Querétaro.
Ahora bien, elegir un destino no tiene nada de sencillo. Un aeropuerto que tenga vocación para manejo de carga requiere de un plan de desarrollo, de infraestructura suficiente para permitir el intercambio modal de transporte (carretero, ferroviario, aéreo), requiere de condiciones físicas internas que garanticen una operación viable con acometidas eléctricas, agua, internet espacios de maniobra, autoridades de aduana y muchos otros detalles que permitan a las empresas operar en condiciones competitivas.
De hecho, la propia Cámara Nacional de la Industria de Aerotransporte planteó que la idea en sí no es motivo de oposición, sí lo es, en cambio, el tiempo que se les está otorgando a las aerolíneas si es que el decreto se publicara en los siguientes días, porque la prisa los haría incurrir en excesos de gastos y no les permitiría tomar decisiones bien planeadas.
Además, con el reto de la Categoría 2 que la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) le ha impuesto a nuestro país y sin haberse concretado el ofrecimiento de que el AIFA se tome como un aeropuerto incluido en las rutas de CDMX, este cambio repentino sería la puntilla para las muy pocas empresas mexicanas que se dedican al transporte de mercancías, ya que el 80% de nuestro comercio es con Estados Unidos.
Aún no se entiende cuál es el motivo de tanta saña como se ha mostrado en contra de la industria aérea nacional, que ha sido puntal del desarrollo de México. Este sexenio pasará a la historia como el más agresivo en contra de un sector al que, al contrario, debió habérsele cuidado con esmero. Lo que queda en adelante, para las empresas, es resistir y esperar que nuevos vientos traigan prosperidad a quien tanta prosperidad le ha dado al país. Ni modo.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: [email protected]
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