El viernes pasado, mientras las aerolíneas de Estados Unidos esperaban un exitoso fin de semana de gran afluencia de pasajeros y tráfico fluido, una falla en los sistemas de Microsoft provocó un verdadero desastre: cancelación de al menos unos 3 mil a 3,500 vuelos a nivel global y demoras de más de 4 horas en unos 12 mil vuelos más. Pérdidas económicas que aún no se han cuantificado y un descrédito que afectará sin duda el futuro de ese gran proveedor de servicios tecnológicos que es Microsoft y, de paso, obligará a las empresas (tanto aéreas como de otros sectores afectados) a buscar alternativas que garanticen una salida airosa.
Incrédulos, los pasajeros de aerolíneas como United, American y Delta en EU, veían cómo las enormes pantallas donde se muestra el estatus de los vuelos permanecían apagadas o mostrando la leyenda “demorado”. Los empleados de aerolíneas no sabían qué decir y los empleados de TI de aeropuertos, empresas aéreas y otros proveedores de servicios se volvían locos sin saber de qué se trataba.
Los aeropuertos de Los Ángeles, Chicago, Atlanta y Dallas se esforzaban por dar a los pasajeros opciones para pasar las 4 horas promedio de demoras y las cancelaciones obligaban a algunos pasajeros a buscar hospedaje, mientras otros buscaban saber si este problema forzaba o no a sus aerolíneas a resarcir los daños.
En Europa, aeropuertos enormes como Heathrow, Frankfurt o Charles de Gaulle y las aerolíneas más grandes que operan ahí, como British Airways, Lufthansa o Air France-KLM, tuvieron serios problemas en plena temporada de verano.
En México, aunque el daño fue menor, también tuvimos algo de caos en los aeropuertos de la Ciudad de México (AICM) y de Cancún, que son los que tienen mayor tráfico de vuelos desde y hacia los Estados Unidos. Y hay que mencionar que las más afectadas fueron Volaris y Viva, ya que Aeroméxico tenía un backup que se instaló hace meses por una contingencia que le mostró la necesidad de protegerse.Lo más simpático fue ver renacer los pases de abordar escritos a mano con los que algunos empleados de mostrador buscaban llevar algún control para que se diera el abordaje y no tener que cancelar los vuelos que sí podrían salir.
Se informó que el responsable de semejante desastre fue la firma de ciberseguridad CrowdStrike, que justamente estaba impulsando una actualización en su solución de ciberseguridad al fallar en su lanzamiento, y que generó lo que llamaron “viernes azul”, porque las pantallas donde se gestionaba el despacho de vuelos se volvieron azules.
Pero, más allá de ello, quedó claro que hay una gran concentración de servicios en este tipo de plataformas -más del 70% en el caso de Microsoft-, lo que sin duda va a generar una fuerte reflexión, no sólo para los reguladores de Competencia en Estados Unidos (¿dónde está la Comisión de Telecomunicaciones que tiene a su cargo la política anti-trust de ese sector?), sino, sobre todo, para las empresas aéreas que pudieron darse cuenta de lo vulnerables que son y de que en estos casos se debe aplicar una de las máximas de la aviación: el alterno, la redundancia, el plan B que permita tener siempre una forma de gestionar los riesgos y lo inesperado. E-mail: [email protected]
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments