Recientemente salió a luz, como parte de los esfuerzos para recuperar la Categoría uno, la iniciativa de realizar cambios a la legislación en materia de aviación civil, señalando como uno de los aspectos más importantes reestructurar las funciones y atribuciones de la autoridad aeronáutica, que para el caso de México se depositaron en la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), creada el 16 de octubre de 2019.
Pensar que las reformas legislativas son una especie de “piedra filosofal”, capaz de transformar una realidad sin el respaldo real y efectivo, de capacidades existentes, de personas con entrenamiento, experiencia, con capacidad instalada a su disposición y una cultura organizacional acorde, definitivamente podría traducirse en una mera ligereza. Contar con capacidades técnicas, administrativas, financieras y legales, existentes, comprobables, sustentables y progresivamente desarrollables es condición “sine qua non” para contar con la solvencia y consistencia necesaria en el siglo XXI.
¿Cuál es el “estado del arte” hoy en día?... Basta ver lo sucedido con el ciberataque del que ha sido víctima la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y la AFAC en días pasados, y la necesidad de tener que aportar los mismos usuarios hasta las hojas de papel para impresiones. De no creerse. Sin mencionar los cambios de directores generales de la AFAC los últimos tres años y los escándalos de corrupción y espionaje, que por asepsia narrativa me ahorro referir. Si a esto se le agrega el hecho de evitar su militarización por la vía de facto, pues el estado del arte no resulta muy halagüeño para la inversión y la esperanza de recuperar la Categoría 1 en el corto o mediano plazo.
Las reuniones y cumbres son buenas para conocer mejores prácticas y establecer canales de comunicación y colaboración; pero la ejecución de planes, su correcta implementación y su correcto engranaje con el implícito impacto regulatorio, así como su sostenimiento en el tiempo, son retos propios de hombres y mujeres con visión de Estado e instituciones sólidas y fuertes, ajenas al vaivén político e ideológico. En una palabra: madurez.
Pero la AFAC no está madura. Y esta inmadurez está a la vista de todos. Y por ello, el plan debe ser más ambicioso que solamente “recuperar la Categoría uno” –si bien es claramente el primer paso–, debe ser una política de Estado transexenal y presupuestaria, donde los actores y factores interactúen con un objetivo técnico y económico claro, más allá de la injerencia del Ejecutivo en turno.
¿Cuál es la propuesta entonces? Ampliar y mejorar la visión: 1.- Una política de Estado a cincuenta años; 2.- Lo anterior requiere no solo centrarse en el bilateralismo y multilateralismo, o salir con conejos de la chistera, tales como el cabotaje (que podría darse dentro de una política de Estado bien articulada y con los complementos regulatorios adecuados), sino reformar acordemente la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y luego las leyes reglamentarias dependientes en materia de aviación; 3.- Etiquetar el recurso federal para ello, dejando el presupuesto progresivamente ajustado al plan maestro a cincuenta años… De manera similar como se ha hecho en materia de seguridad y para las Fuerzas Armadas. 4.- Importar talento y quitar cláusulas legales proteccionistas, que excluyen a extranjeros, para funciones técnico-aeronáuticas civiles que perfectamente pudieran ser desempeñadas sin riesgo para la competencia, el desarrollo o la seguridad. Y por último: 5.- Que la industria nacional, por enésima vez, busque hacer trabajo en equipo, frente común y colaboración gremial para luchar, de manera unida y conjunta, por aquellos temas que interesan a todos. Es una verdadera lástima que IATA haya tenido que hacerse cargo de CANAERO. No todo es culpa del gobierno. Es más, entre más iniciativa privada y empuje sectorial haya, el gobierno tendrá que ponerse la pilas.
La aviación es uno de los “milagros” que el tesón y la creatividad humana han hecho posible. La aviación existe hoy gracias a la persistencia y determinación de hombres y mujeres valientes que no renunciaron a un sueño…, no veo por qué los mexicanos debamos tener otra actitud. Nuestra historia en esta industria nos precede, tenemos un legado que no podemos dilapidar.
*Rodrigo Soto-Morales es abogado y consultor especialista en la industria aeronáutica. Socio director de SOTMOR CONSULTING & LEGAL MANAGEMENT. [email protected]; www.sotmor.net
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