Cathay Pacific, aerolínea China con base en Hong Kong, enfrenta una presión por parte de Beijing por la participación de sus trabajadores en las protestas antigubernamentales que han ocurrido en los últimos días.
A principios de mes, la Administración de Aviación Civil de la nación asiática (CAAC) prohibió a las tripulaciones aéreas de la línea aérea que habían apoyado o tomado parte en las manifestaciones, operar vuelos a China continental o a través de su espacio aéreo. El transportista cedió a la presión, a tal grado de despedir a dos de sus pilotos, y unas semanas más tarde Rupert Hogg, director ejecutivo de Cathay Pacific, anunció su renuncia.
“Los inspectores están revisando los teléfonos de los pilotos y las tripulaciones de cabina, yendo tan lejos como para revisar sus mensajes de WhatsApp y álbumes de fotos para ver si hay algún material anti-China”, informó un piloto a la agencia Reuters.
De acuerdo con medios locales, la CAAC solicitó a Hogg que identificara a aquellos miembros que participaron en la huelga, y el exdirector entregó una lista solo con su nombre. Posteriormente Augustus Tanga, nuevo presidente de la aerolínea, comunicó al personal que superarían los desafíos que enfrentan, aunque recalcó que “habrá tolerancia cero” para actividades ilegales o infracciones políticas.
Jeremy Tam, piloto y legislador prodemocrático que ha participado en las manifestaciones junto a otros legisladores en favor de la democracia, renunció a su puesto en la aerolínea a causa de la presión política dentro de la empresa.
“El que el regulador de aviación china haya presionado directamente a una aerolínea local es sin duda “terror blanco” (…) Ha habido renuncias del personal de primera línea, debido a este juicio político”, señaló Tam.
Si bien el piloto argumentó que no perdería su licencia, añadió que no tiene planes de buscar un nuevo empleador, sino que busca centrarse en el problema político que enfrenta su país.
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