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01/12/2024

Tensión en la seguridad espacial por la nueva carrera armamentista en la LEO

Fermín Romero / Viernes, 21 Junio 2024 - 01:00

Durante los últimos meses los Estados Unidos y Rusia se han acusado mutuamente de querer militarizar y emplazar armas en el espacio, lo cual resulta alarmante considerando las actuales amenazas a la seguridad internacional, el contexto geopolítico y la tensión generada por la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Gaza; además de que el lanzamiento se produjo justo cuando Estados Unidos y sus aliados están más que preocupados por el empeño de Rusia por desarrollar una arma nuclear espacial capaz de destruir satélites gubernamentales y comerciales, por lo que han tratado de disuadir a Rusia de desplegar un arma nuclear espacial.

De acuerdo con el Departamento de Defensa (DoD), el North American Aerospace Defense Command (NORAD) y el U.S. Northern Command (USNORTHCOM) Command Center / Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica y el Comando Norte de los EE.UU., reportaron esta actividad en el momento en que se produjo; toda vez que Rusia emitió al menos dos NOTAM (avisos a los aviadores con información de temporal pero importante para las operaciones aéreas), que se activaron el pasado 16 de mayo destacando un posible lanzamiento espacial; el primero se refirió al propio lanzamiento y el segundo a la reentrada de un cohete espacial ruso, en la costa de Baja California, México, por lo que el Comando Espacial de EE. UU. continua monitoreando y rastreando esos satélites para detectar cualquier comportamiento preocupante en la órbita baja terrestre (LEO), que pueda amenazar la seguridad nacional estadunidense, la seguridad internacional y la seguridad espacial.

El pasado mes de febrero en mi colaboración titulada “Se encienden alertas por armas nucleares y otras capacidades en la nueva carrera espacial” expliqué -de acuerdo con diversas fuentes de inteligencia estadunidenses- que Rusia desarrolla un arma nuclear espacial con capacidad para destruir satélites a través de una onda de energía masiva al detonarse, lo que podría paralizar una amplia franja de satélites comerciales y gubernamentales, de los cuales el mundo depende, para infinidad de servicios y aplicaciones basadas en el espacio. El pasado mes de abril, los EE.UU. y Japón presentaron de manera conjunta una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se pide a los Estados miembros no desarrollar armas nucleares para emplazarse en el espacio, sin embargo, Rusia la vetó, lo que EE.UU. interpretó como una señal de que, ese país, tiene intenciones de colocar un nuevo satélite portador de un dispositivo nuclear en el espacio.

En este contexto, el 16 de mayo, Rusia colocó en la LEO el satélite Cosmos 2676 que, según los EE.UU., permite vigilar a un satélite espía estadounidense, subrayando que se trata de un arma contraespacial capaz de atacar otros satélites en la LEO, incluidos satélites gubernamentales estadounidenses; situación generada previo a la votación de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU redactada por Rusia sobre la seguridad en el espacio ultraterrestre, en respuesta a la resolución conjunta EE.UU.-Japón. Aunque, no es la primera vez que Rusia lanza un sistema -arma- contraespacial, diseñada para incapacitar o destruir otros satélites, ya lo hizo antes en 2019 y más recientemente en 2022. Lo que contrasta con su discurso en los foros internacionales especializados -como la COPUOS-, donde predica a favor de la seguridad en el espacio ultraterrestre. La reacción estadounidense no se hizo esperar destacando que Washington seguirá vigilando la situación, dispuesto a proteger sus intereses, subrayando la responsabilidad de estar preparados para proteger y defender el dominio espacial de los EE.UU.

La confrontación derivada de ambas resoluciones, la de los EE.UU. apoyada por Japón y la rusa, pone de manifiesto que ambas son incompatibles dado que, por una parte, Rusia solicita la completa prohibición del emplazamiento de armas en el espacio, sin respetarla, mientras que los EE.UU. vetan dicha postura porque -en su opinión- va en contra de reafirmar las obligaciones básicas del Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967, entre las que destaca evitar una carrera armamentística nuclear en el espacio, por lo que están en desacuerdo con la referida resolución como mecanismo vinculante para prohibir cualquier arma basada en el espacio, considerando que tal prohibición "no es verificable", por lo que aseveran que dicha resolución es solo una cortina de humo rusa, cuyo propósito es distraer la atención de la comunidad internacional, sobre el desarrollo de un satélite ruso portador de un artefacto nuclear.

El satélite ruso lanzado el pasado 5 de febrero que permanece en "una órbita inusitada", ha estado operando de forma secreta como una plataforma de exploración y desarrollo de los componentes no nucleares del nuevo sistema de armas. Rusia dice que ese vehículo espacial tiene propósitos de investigación científica, pero funcionarios estadounidenses creen que su propósito es completamente militar. El nuevo sistema -arma nuclear- que, presumiblemente, Rusia está desarrollando implica una violación al Tratado del Espacio Exterior, firmado por más de 130 países, incluido Rusia.

Por su parte, el portavoz del Kremlin se negó a hacer declaraciones sobre si los informes de que Moscú había lanzado un arma espacial. En conferencia de prensa en Moscú, señaló "No puedo comentar sobre esto ... Actuamos absolutamente de acuerdo con el derecho internacional, no violamos nada y hemos abogado repetidamente por la prohibición de cualquier arma en el espacio". Por lo que, el mismo 21 de mayo, luego de que Washington vetara la resolución rusa sobre no proliferación (en las Naciones Unidas), Moscú también acusó a los EE.UU. de querer emplazar armas en el espacio. "Han demostrado una vez más que sus verdaderas prioridades en el espacio exterior no están dirigidas a mantener el espacio libre de armas de ningún tipo, sino a colocar armas en el espacio y convertirlo en un escenario de confrontación militar", subrayó un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.

A pesar de las evidencias de que Rusia está desplegando satélites con capacidades contraespaciales, de acuerdo con fuentes de inteligencia cercanas al Pentagono (DoD), el arma rusa aún se encuentra en fase de desarrollo y todavía no está en órbita. Pero en caso de hacerlo cruzaría un peligroso punto del Rubicón (punto de no retorno) de las armas nucleares con las consecuentes implicaciones para la seguridad internacional y seguridad espacial.

En este escenario, la tensión espacial aumenta y los recíprocos intentos disuasivos no funcionan, por el contrario, incrementan las mutuas acusaciones de militarizar el espacio, mientras la ONU abre el debate sobre la no proliferación. La acusación de EE.UU. plantea interrogantes sobre cómo se puede utilizar un satélite como arma para atacar otros satélites en la LEO y cómo los países podrían atacar los activos de un rival en el espacio. Técnicamente, no es posible colocar un satélite y mantenerlo todo el tiempo cerca del otro, pero de cierta forma se mueven y se acercan bastante uno al otro cada pocos días. Rusia declara que estos son satélites de inspección y EE.UU. sugiere que ese país está utilizando estas naves espaciales para monitorear otros satélites. Cabe destacar que, junto con Rusia, EE.UU.  y China también lanzan los llamados satélites inspectores. Esos países pueden desplegar un satélite inspector, con diferentes propósitos, como vigilar los satélites de otros países, recopilar inteligencia interceptando comunicaciones, probar si puede bloquear las capacidades de transmisión o imágenes de un satélite, o inclusive lanzar un proyectil a un satélite o dispararle con armas de energía dirigida, entre otras múltiples opciones.

El contraespacio regularmente se asocia con las armas espaciales, aunque el término implica que existe una pieza específicamente diseñada para ser utilizada de manera militar y destructiva contra los activos espaciales del adversario.

De acuerdo el diario The Wall Street Journal (WSJ), con base en fuentes estadounidenses exclusivas, Rusia ensaya desde hace más de dos años un vehículo espacial para el transporte en el futuro de un arma nuclear antisatélites, y que el vehículo Cosmos 2553 fue puesto en órbita en febrero de 2022, pocas semanas antes de la invasión rusa en Ucrania; lo que da cuenta de sus propósitos militares. El satélite puesto en órbita está diseñado para ensayar los componentes de una potencial arma contra satélites que portaría un artefacto nuclear. El satélite ruso lanzado el pasado 5 de febrero, que permanece en "una órbita inusitada", ha estado operando de forma secreta como una plataforma de exploración y desarrollo de los componentes no nucleares del nuevo sistema de armas. Rusia dice que ese vehículo espacial sólo tiene propósitos de investigación científica, pero funcionarios estadounidenses creen que su propósito es absolutamente militar. El nuevo sistema (arma nuclear), que presumiblemente Rusia está desarrollando, implica una violación al Tratado del Espacio Exterior, firmado por más de 130 países, incluida la propia Rusia.

En suma, no existe información definitiva sobre las capacidades o el propósito específico del arma contraespacial que Rusia lanzó al espacio el 16 de mayo de 2024. Lo que se sabe hasta ahora, se basa en declaraciones de funcionarios estadounidenses y expertos en defensa del DoD, destacando que probablemente se trata de un arma contraespacial, capaz de atacar otros satélites en la LEO, incluido un satélite cercano del gobierno estadounidense.

Las posibles capacidades del arma rusa incluyen potenciales ataques cinéticos cuyo objetivo sería impactar y destruir físicamente otros satélites; guerra electrónica para interferir o deshabilitar las señales de los satélites; armas láser para destruir y/o dañar satélites con láseres de alta potencia. Las implicaciones evidentes son la consecuente preocupación por parte de Estados Unidos y otros países sobre el lanzamiento del arma contraespacial por parte de Rusia, así como el aumento de las tensiones en el espacio ultraterrestre, lo que podría conducir a una nueva carrera espacial armamentista, por lo cual es urgente y necesario contar con nuevas normas y acuerdos internacionales para regular las actividades militares en el espacio. Las iniciativas que se están trabajando en la COPUOS requieren un trabajo expedito y efectivo para contar con un nuevo régimen espacial multilateral capaz de regular esta y otras actividades espaciales de las potencias. Adicionalmente, es importante considerar que la información sobre las armas espaciales generalmente es secreta y está en muchos casos sujeta a especulaciones, lo cual no debe restar importancia a la urgente necesidad de contar con un marco regulatorio de la actividad espacial militar gubernamental por parte de las space-faring nations, por lo que estos asuntos deben seguirse de cerca en el contexto geopolítico actual.

 

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