Por estos días se celebra en Buenos Aires, Argentina, el 14º. Foro anual de líderes de aerolíneas de América Latina, todas ellas agrupadas en ALTA (La Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo), formada por una veintena de aerolíneas de la región y varias empresas asociadas, que en esta ocasión reúne a unos 500 participantes, entre ejecutivos de aerolíneas, empresas proveedoras y agentes gubernamentales.
En el Foro participan también la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y el Consejo Internacional de Aeropuertos, en su capítulo de América Latina y Caribe (ACI-LAC), con la idea de reflexionar acerca del futuro del transporte aéreo en esta región.
Resalta, en primer lugar, el memorándum de entendimiento que firmaron las tres organizaciones ya mencionadas, para impulsar desde todos los foros y trincheras una nueva política regional, que incluya: mejorar la seguridad operacional; poner en práctica medidas rentables que ayuden a lograr el equilibrio entre seguridad y facilitación (incluyendo nuevas tecnologías en los procesos); mejorar la infraestructura aeroportuaria y la gestión del tránsito aéreo.
Asimismo, se busca colaborar en el desarrollo de mejores prácticas de suministro y almacenamiento de combustibles; colocar a la aviación las agendas públicas para que el impacto económico de esta actividad se reconozca como motor del desarrollo; lograr un marco regulatorio transparencia y más armónico y modernizar las concesiones aeroportuarias para que soporten mejor el desarrollo de la industria.
Esta es la primera vez que el grupo de empresas de ALTA alza la voz de una forma tan clara y concertada, en cuanto a lo que se requiere para que la aviación deje de ser considerado el patito feo de la actividad económica y se convierta, al fin, en el cisne blanco, que es herramienta de competitividad de todas las naciones.
Pero para ello es indispensable que los gobiernos de la región hagan políticas públicas que resulten en los cambios puntuales que se piden. Y que las empresas del sector se tomen en serio su papel de conciencia social, que empiecen a empujar por los cambios, tal como resolvió hacerlo desde hace algunos años la IATA con resultados que, sin duda, son los que hoy empoderan al grupo latinoamericano.
La tasa de crecimiento del tráfico aéreo y del flujo de pasajeros esperada para los siguientes 20 años, de alrededor del 5.6 por ciento anual, seguramente espolea a los representantes de la industria para que su protagonismo aumente. Si en 2016 las aerolíneas de la región transportaron 262 millones de pasajeros, con un flota de 2,064 aeronaves comerciales, hacia el 2036 el número será mayor a los 500 millones de pasajeros.
Para ello será necesario renovar flotas. Fabricantes de aeronaves como Bombardier, estiman que en estos años habrá una gran demanda de aeronaves de entre 60 y 150 asientos. Y es que, de acuerdo a sus datos, en 2016 casi el 90 por ciento del tráfico aéreo de la región de América Latina correspondió a rutas en un rango de 1000 millas náuticas (1852 kilómetros) que enlazaron a 3000 pares de ciudades.
Si los pronósticos de armadoras y aerolíneas se cumplen, América Latina tendría que hacer un esfuerzo gigantesco para tener una infraestructura más moderna, eficiente y barata que permita soportar el crecimiento.
Y para ello se requiere, sin ninguna duda, del concurso de los gobiernos y de una política concertada entre todos los agentes involucrados –incluidos los trabajadores y profesionales de esta actividad y los concesionarios de aeropuertos- para que el crecimiento sea una realidad.
Happy problems, es cierto, siempre y cuando haya consensos y el crecimiento se dé con armonía.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: [email protected]; twitter: @charoaviles
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