Hace un mes que la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), junto con tres de los clusters aeroespaciales más importantes del país, solicitaron a los Secretarios de Economía, Relaciones Exteriores, Trabajo y Previsión Social y Salud considerar a la industria aeronáutica como actividad esencial dentro del acuerdo publicado el 31 de marzo, permitiendo la continuidad, al menos parcial, de la producción al servicio del sector transporte aéreo y aeroespacial.
Aunque las autoridades dieron acuse de recibo, hasta el momento no ha habido respuesta sobre la posibilidad de reabrir las plantas y las operaciones continúan detenidas. Un grave problema para un sector que es estratégico y debiera ser prioritario por una serie de razones que parecen no hallar eco en la administración pública.
México forma parte de la cadena de suministros de muchos programas de aviación comercial, civil, defensa y seguridad pública. Las empresas mexicanas que pertenecen a esta industria sostienen acuerdos y contratos internacionales con grandes fabricantes aeronáuticos mundiales, tales como Safran, Airbus, Aernnova, Bombardier, Boeing, General Electric y Rolls-Royce, entre muchos otros, para fabricar productos y sistemas que forman parte de una cadena global catalogada en prácticamente todo el mundo, como esencial.
Se ha mencionado reiteradamente que la industria aeronáutica y aeroespacial no sólo es un sector que vive un auge sin precedente en el mundo, sino que México es un país que poco a poco ha ido ingresando en el Top, a base de trabajo y de nuestra capacidad para integrarnos a las cadenas de los países más adelantados en este segmento. Sólo para darnos una idea, el sector tiene un valor aproximado de 300 mil millones de dólares y tener aunque sea un pequeño trozo de él significa mucho dinero en exportaciones y muchos empleos de calidad.
Se trata de un sector productivo altamente calificado con actividad exportadora, que es a su vez, motor de una gran cantidad de empresas suministradoras mexicanas y que necesita asegurar la continuidad de abastecimiento imprescindible a nivel global. Detener esta cadena por incumplir importantes compromisos y contratos internacionales nos sacaría de una industria a la que no es fácil acceder.
Es muy temprano para pronosticar el daño de la crisis en el sector. En estimaciones a mano alzada, la FEMIA considera que una tercera parte de las órdenes que ya tenían firmadas van a cancelarse. Se necesitarán al menos un par de años para volver a los niveles registrados antes de la pandemia y sabemos que el panorama económico que se viene es de supervivencia; habrá oportunidades como la diversificación o cambio de proveedores asiáticos a occidentales, entre los cuales está México, esa oportunidad sólo la podremos aprovechar si se mantiene la confianza en nuestro país.
En 2019 se lograron exportaciones por 9 mil 600 millones de dólares. Exportamos más del 75% de nuestros productos a Norteamérica. Si México pierde la oportunidad de producir componentes y sistemas críticos por detener la cadena de suministro, perderemos la confianza en nuestra capacidad de responder y provocaremos disrupciones que costarán millones de dólares. El sector solicita la oportunidad de trabajar para evitar el incumplimiento material de compromisos de suministro esencial en el sector, sin dejar fuera la seguridad que requiere el momento.
Lo oí en 123.45: Help! Aidez-nous! Aiutoooo! Hilfe! E-mail: [email protected]
Facebook comments