Hace unos días se anunció la culminación de un proceso que tenía meses fraguándose. Se trata de la coordinación operativa entre la oficina en México de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Cámara Nacional de Transporte Aéreo (Canaero), cuyas repercusiones serán, sin duda, muy positivas para la aviación civil de nuestro país.
La Canaero ha sido una de esas Cámaras que, teniendo tantos miembros (60, pues agrupa a las aerolíneas mexicanas y a muchas de las internacionales que vienen al país), hasta ahora no ha logrado sobreponerse a los vaivenes de nuestras políticas de aviación -tan desiguales, tan variables y muchas veces tan distantes de lo que necesita el país- de manera que le urge en muchos sentidos entrar a un proceso de institucionalización que le permita erigirse como el mayor interlocutor ante los diversos actores que inciden en la industria.
Canaero, que por sus fines y su constitución hace más de 50 años es el actor más importante en el diálogo social puesto que tiene la representatividad legal para ello, ha tenido un desempeño desigual a lo largo de los años, producto de los altibajos de la industria en este país. Para muestra basta el botón de que durante los primeros 12 años de este siglo desaparecieron 14 aerolíneas y aparecieron varias más, lo cual provocó inestabilidad en la conducción del organismo, el cual ha tenido diversas administraciones, algunas con más fortuna que otras.
La última crisis se dio durante la negociación del bilateral con Estados Unidos, donde hubo tal jaloneo interno que Interjet abandonó la Cámara. Otro momento reciente con dificultades se vivió durante la legislatura pasada, cuando la Cámara de Diputados lanzó y aprobó cambios a la Ley de Aviación Civil y otros ordenamientos relativos a los derechos de los pasajeros, pero sin escuchar apenas lo que los operadores más afectados tenían que decir.
De modo que la solución que se ha encontrado en este momento es, tal vez, la más idónea por muchas razones, en particular porque este es el momento más delicado que ha vivido la industria aérea en toda su historia. Es momento de sumar, como nunca, para conciliar agendas e intereses y para lograr que las aerolíneas sobrevivan, que sus estándares de seguridad y calidad en el servicio se mantengan mientras recuperan sus rutas, sus frecuencias, sus pasajeros.
Bienvenido, pues, Cuitláhuac Gutiérrez, Director de la Oficina regional de la IATA, quien asume simultáneamente la dirección de la Canaero y de entrada se plantea varios retos: primero, la reactivación de la industria; y después, incidir en las regulaciones que afectan al sector, apoyar la modernización de la infraestructura, sobre todo aeroportuaria pero también de espacio aéreo; trabajar en una economía sustentable con respeto al medio ambiente y cada vez mejores contribuciones en la creación de una industria limpia, así como el trabajo colaborativo entre las diversas agencias tanto privadas como estatales, a todos los niveles.
En las primeras dos décadas de este siglo IATA ha dado un salto cualitativo en cuanto a su propuesta y su interlocución a nivel global, que ha resultado muy positivo para la industria. Es lógico pensar que ese camino permitirá a Canaero posicionarse en un nivel mucho más alto. Los mejores augurios. E-mail: [email protected]
Facebook comments