La Industria Aeroespacial es una de las más pujantes a nivel mundial. Es un mercado que se estima en 650 mil millones de dólares y que en el futuro será tan importante como en su momento fue la industria automotriz: un gran detonador de crecimiento, empleo, desarrollo tecnológico y bienestar para la población del mundo.
No sólo hablamos de aviones, sino de los vehículos aéreos para transporte urbano, drones, supersónicos, rescate, satélites y todo el desarrollo de la industria espacial, que en los siguientes años va a vivir un crecimiento sin precedente, amén de la industria de defensa.
Y lo mejor de todo es que México está en esas ligas, aunque todavía nos falta mucho para escalar a lugares más altos, pero tenemos un nada despreciable 13avo. lugar y todo gracias a nuestros tratados comerciales y otros de integración en defensa; nuestra ubicación geográfica, la proactividad de la industria, el talento de nuestros compatriotas y, un elemento que sin duda ha jugado en su favor: la ausencia del gobierno federal en su manejo.
Aunque parezca un chiste, el hecho de que jamás se haya inmiscuido en el sector la instancia federal con una política pública, ha permitido a los gobiernos de los estados trabajar con las empresas, crecer, competir por inversiones y especializarse, de manera que hoy en día México puede exportar alrededor de 10,000 millones de dólares y tener un sector que ha crecido a doble dígito desde inicios de siglo (con el breve intervalo de la pandemia).
Es interesante ver cómo, además, las instancias federales asumen su rol de promotores. Recientemente, y como sacado de una tesis de hace 25 años, la Secretaría de Economía presentó su propuesta de “Política Industrial”, donde además de las generalidades de rigor, se avienta la puntada de incluir como sectores estratégicos a: Agroalimentario, Eléctrico Electrónico donde insertan “electrodomésticos” y “equipo de cómputo” (SIC); Electromovilidad, donde a nadie se le ocurrió poner a los eVTOL; servicios médicos y farmacéuticos; e “industrias creativas” donde está la “industria televisiva” (reSIC). Incluyen una breve mención a la iniciativa “STEM” en vez de la actualización STEAM (Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente, Artes y Matemáticas), dejando fuera justo su estrategia número cinco, la de las “industrias creativas”.
Mientras eso ocurre, la industria aeroespacial lucha por integrar cadenas productivas con empresas mexicanas. Si bien se exporta una cantidad interesante, también es necesario importar muchas partes y componentes que no se hacen en México, aunque aquí se ensamblen. La brecha todavía es grande pero la oportunidad es enorme.
Y es que las tensiones entre China y Estados Unidos, los problemas de logística que se presentaron con la pandemia y la creciente necesidad de aumentar el contenido regional en la cadena de producción de América del Norte, son factores que nos están urgiendo a desarrollar proveedores internos y a acelerar las iniciativas de los emprendedores con visión, que incursionan en rubros como Inteligencia Artificial, impresión 3D de partes, desarrollo de nuevos componentes, energías limpias, etc. Y lo mejor de todo es que esta industria ha demostrado ser autogestiva.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcir a los trabajadores su patrimonio. E-mail: [email protected]
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