Este año la aviación mexicana sufrirá las consecuencias de varias decisiones y contingencias que se han presentado en el sector transporte aéreo, tanto a nivel global como nacional, lo cual se traducirá, desgraciadamente, en menor oferta de vuelos y, por lo tanto, alza de tarifas de los boletos, que a su vez tendrá efectos en el turismo y la conectividad interna.
En primer lugar, tenemos la reducción, una vez más, de los slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con el primer recorte del 15% el año pasado y éste que se realizó a partir del 8 de enero pasado el AICM se ha quedado con las dos terceras partes de su capacidad técnica operativa en pista, es decir, 61 operaciones por hora, de acuerdo con los parámetros de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Otra cosa es la saturación en los edificios terminales, que fue decretada por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) con base en un par de “estudios” (uno de Seneam y otro de la propia AFAC), que revisaron la superficie construida ya hace muchos años para un tráfico sensiblemente menor, pero el AICM cuenta con espacio suficiente para construir nuevos edificios en espacios ya abandonados por operadores aéreos y otros arrendadores de hangares en sus instalaciones. De modo que, con un parámetro terrestre, limitaron una capacidad aérea y de paso le dieron el tiro de gracia al fortalecimiento de la conectividad aérea en el centro neurálgico del transporte aéreo nacional, es decir, el AICM.
A la par de ello, parte importante de la flota de las empresas de bajo costo mexicanas, Volaris y Viva Aerobús, deberá someterse a revisiones de sus motores Pratt&Whitney PW1000G (GTF) en los aviones Airbus 320neo. Aun cuando estas revisiones se irán haciendo paulatinamente, implica sacar de operación a varias aeronaves, aunque cada empresa tiene sus flotas y tiempos, pero ello significa en reducción de vuelos a cualquiera de los destinos que se cubren.
Por otro lado, la crisis del Boeing 737 MAX-9, provocó que Aeroméxico bajara de vuelo 19 aeronaves de este modelo, que representan el 12.5% de su flota y en los próximos meses dejará de recibir el resto de los ya pedidos. Y como aún no se sabe cuánto tiempo se mantendrán en tierra, es previsible que esto también vaya a afectar la cantidad de vuelos por lo pronto en las temporadas alta de Semana Santa y la del verano es aún incierto.
Esta reducción de oferta de vuelos es lo que lleva a los analistas a considerar que a menor oferta, los precios irán para arriba. Sin duda.
Por otro lado, aunque la limitación de slots en AICM se hace con el fin de incrementar la afluencia de vuelos al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), lo cierto es que la maduración de este proyectos aún está en ciernes y lo más seguro es que le lleve todavía mucho tiempo porque la conectividad terrestre es aún muy incipiente, cara y complicada, lo cual hace que los viajeros no se animen aún a elegir esta opción.
La poca demanda ya está causando cancelaciones de rutas desde el AIFA hacia ciudades del interior de la República. Sea por una cosa u otra, los viajeros sufrirán.
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