
El 22 de Mayo de 1972 , firmé mi contrato para iniciar el adiestramiento como primer oficial de DH-C6 en Servicios Aéreos Especiales (SAE) empresa filial de Aeronaves de México.
Así comenzó mi carrera como piloto de aerolínea comercial que duró casi cuarenta maravillosos años bajo el emblema del Caballero Águila y cinco años adicionales trabajando para Turkish Airlines en Turquía y Jet Airways en la India.
A casi 52 años de distancia de ese sueño cumplido sigo recordando aquel viaje maravilloso y esa gran aventura que si es verdad me dejó algunos recuerdos amargos, también me permitió disfrutar muchas y grandes satisfacciones desarrollando mi profesión bajo emblemas de tres aerolíneas de nivel internacional.
Todos estos años y 25 mil horas de vuelo alrededor del mundo me dejaron un gran aprendizaje y experiencias maravillosas que pude compartir con aviadores de primer nivel, magníficos compañeros, profesionales comprometidos y en muchos casos entrañables amigos.
Fue un verdadero privilegio compartir con todos ellos, mis Capitanes, y después, con mis primeros oficiales, un salón de clases, un simulador de vuelo, o una cabina.
Aprendí mucho sobre la empatía y el espíritu de cuerpo, del interés de unos por los otros, de la verdadera amistad y de como cuidarla a través del tiempo habiendo llegado a considerar a muchos de ellos como a mis propios hermanos, aun ahora en que me siguen permitiendo el privilegio de llamarlos más que amigos.
Tuve la maravillosa oportunidad de compartir nuestra adorada profesión con pilotos de 27 diferentes nacionalidades, diferentes religiones, diferentes formas de pensar, diferentes culturas, pero todos con un profundo amor por el vuelo.
Tener un poco de aire entre los pies y el suelo fue durante muchos años tan importante como respirar y, a pesar de las dificultades, obstáculos y tragos amargos, siempre llegaron los momentos felices y las satisfacciones que hicieron que todo valiera la pena.
Poder observar a través de la ventanilla de la cabina de mando el descenso de mis pasajeros de manera segura mientras daba el último sorbo a un vaso de café casi siempre frío, y poder dar gracias a Dios por eso era una sensación constante y maravillosa que siempre me llenó de orgullo.
Ver todas las cosas maravillosas que pude ver y sentir desde allá arriba incluidos los golpes de adrenalina en el estómago, es algo que solo otro aviador puede comprender.
El amor al vuelo lo describió como nadie Amelia Earhart, “nadie ha visto la sombra de un árbol hasta que no la ve desde arriba”.
La famosa SAE, aquella nuestra querida primera aerolínea sigue cumpliendo años y cada 3 de Mayo tratamos de reunirnos para festejarnos a nosotros mismos y a nuestros recuerdos sin el menor asomo de humildad y profundamente orgullosos de nuestras raíces profesionales.
Para todos los que hoy están y para todos los que ya vuelan más alto, grandes amigos y compañeros de aventura mi recuerdo y mi cariño siempre.
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