A medida que el mundo sigue subsidiando directa y masivamente a las empresas de petróleo y gas, se perpetúa una competencia desigual para los productores de energía renovable. Además, se observa que los créditos a la exportación también benefician predominantemente a las empresas de combustibles fósiles, aseveró la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Añadió que entre los países de la OCDE, alrededor de 40 mil millones de dólares (mdd) anuales se destinan al apoyo de exportaciones de combustibles fósiles, mientras que la asistencia para exportaciones de energía limpia no supera los 10 mil mdd.
De acuerdo con un informe de Climate Change News del 14 de enero de 2025, los esfuerzos de algunos países de la OCDE, como el Reino Unido, Canadá y la Unión Europea, para detener este apoyo al sector de combustibles fósiles no lograron consenso. Las propuestas buscaban poner fin, con algunas excepciones, a los créditos a la exportación relacionados con la producción, transporte, almacenamiento, refinación y distribución de estos combustibles.
El apoyo a combustibles fósiles, valorado en 40 mil mdd anuales, podría haberse redirigido para cubrir el 58% de las necesidades de inversión de capital del sector de transporte aéreo en la producción de combustibles sostenibles hacia 2030.
IATA explicó que a nivel global, el capital sigue fluyendo hacia las empresas petroleras y alejándose de las compañías de energía limpia.
El índice S&P Global Clean Energy ha perdido casi el 60% de su valor desde enero de 2021, mientras que el índice S&P Global Oil ha ganado más del 60%, duplicando el aumento del 30% del índice MSCI AC World (Morgan Stanley Capital International para todos los países del mundo), que mide el mercado global de valores.
El comportamiento de los inversores refleja claramente las señales que los Estados están enviando con sus políticas de apoyo financiero, y no necesariamente lo que declaran en compromisos como el Acuerdo de París. Esto subraya una desconexión entre los discursos internacionales sobre sostenibilidad y las acciones económicas reales.
Lamentablemente, no hay indicios de que las señales que están dando los países de la OCDE vayan a cambiar en el corto plazo, perpetuando una estructura que privilegia a los combustibles fósiles en detrimento de la transición energética global.
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