
La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) dio a conocer un conjunto de medidas orientadas a transformar la infraestructura y gestión del espacio aéreo en México como parte de su visión estratégica hacia 2030.
Estas acciones buscan responder a la creciente demanda del transporte aéreo y garantizar la seguridad operacional en un entorno cada vez más complejo y saturado.
Durante su participación en el XV Encuentro de Seguridad Aérea, en el marco de la sexta Feria Aerospacial México (FAMEX) en conjunto con el Colegio de Pilotos Aviadores de México (CPAM), Miguel Enrique Vallín Osuna, director general de la AFAC, subrayó que el país ya se encuentra en una fase avanzada de transición hacia la navegación aérea basada en desempeño (PBN), una tecnología que permite vuelos más precisos, seguros y eficientes.
Este sistema complementará a los métodos tradicionales como el Very High Frequency Omnidirectional Range (VOR) e Instrument Landing System (ILS), que aún se mantienen operativos como respaldo.
La implementación del sistema de vigilancia automática dependiente (ADS-B) también está en marcha y ha avanzado significativamente en el centro y sur del país.
Vallín aseguró que para finales de 2025, la cobertura completa en el norte del territorio nacional será una realidad, incluyendo zonas remotas que históricamente han presentado desafíos operativos.
Asimismo, se trabaja en la integración del Plan Nacional de Navegación Aérea, una hoja de ruta elaborada en conjunto con Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM) bajo la coordinación de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
Este plan alinea los desarrollos técnicos con los estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y busca rediseñar rutas, consolidar procedimientos de aproximación y salida, e introducir tecnologías de vigilancia avanzadas.
Agregó que uno de los objetivos centrales de esta transformación es incrementar la capacidad operativa de los principales aeropuertos, especialmente aquellos ubicados en zonas metropolitanas como la Ciudad de México, donde la saturación del espacio aéreo representa un riesgo para la eficiencia y seguridad de las operaciones.
La infraestructura tecnológica también será fortalecida mediante la instalación de radares meteorológicos y sensores de descargas eléctricas en aeropuertos con mayor vulnerabilidad operativa.
Explicó que estas medidas permitirán una mejor respuesta ante condiciones climáticas adversas, minimizando retrasos y garantizando un entorno más seguro para aeronaves y pasajeros.
En paralelo, -explicó- se está promoviendo la migración hacia sistemas de comunicación digital entre pilotos y controladores aéreos, reduciendo la dependencia de frecuencias de voz y mejorando la trazabilidad de las instrucciones, lo cual disminuye significativamente la probabilidad de errores humanos.
Esta modernización no se limita a la adquisición de tecnología, sino que implica una reconfiguración integral del sistema, que incluye la capacitación del personal de tránsito aéreo, la actualización de regulaciones y la mejora de los procesos de supervisión técnica, todo bajo una estrategia coordinada y sustentada en estándares internacionales.
Vallín Osuna enfatizó que un espacio aéreo moderno no se construye solo con equipos de última generación, sino con una visión institucional sólida, colaboración interinstitucional y liderazgo técnico.
Con estas acciones, México se perfila no solo para atender la demanda actual y futura del tráfico aéreo, sino para posicionarse como un referente regional en gestión del espacio aéreo, combinando eficiencia operativa con estándares internacionales de seguridad y sostenibilidad.
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